La corrosión es un fenómeno electro-químico generado por la interacción de un metal con el medio que lo rodea, produciéndose el consiguiente deterioro de sus propiedades tanto físicas como químicas. La característica fundamental de este fenómeno, es que sólo ocurre en presencia de un electrolito (sustancia que se comporta como un medio conductor), ocasionando regiones claramente identificadas, denominadas anódicas y catódicas.
La reacción de oxidación es una reacción anódica mediante la cual son liberados electrones que se dirigen hacia zonas catódicas, por lo que en las regiones anódicas se produce la denominada reducción o disolución del metal (corrosión). Por otra parte en las regiones catódicas se crea la inmunidad del metal y por lo tanto la protección contra este fenómeno.
La velocidad a la que un material se corroe es mas o menos lenta y continua dependiendo del ambiente en el que este se encuentre. La corrosión se manifiesta a lo largo del tiempo de forma visible, produciéndose una capa fina de un polvillo ocre-anaranjado sobre la superficie del metal, inicialmente como manchas, hasta que cubre toda la superficie y empiezan a apraecer imperfecciones que llevadas al extremo pueden llegar a destruir completamente el material.
